Los líderes estadounidenses ignoran el Día Mundial del SIDA en medio de retrocesos en materia de salud pública

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Los líderes estadounidenses ignoran el Día Mundial del SIDA en medio de retrocesos en materia de salud pública

Por primera vez desde su creación en 1988, el gobierno de los Estados Unidos no celebró oficialmente el Día Mundial del SIDA el 1 de diciembre. Si bien las naciones de todo el mundo conmemoraron el día con campañas de salud pública y proclamaciones oficiales, la administración actual del presidente Trump decidió no reconocer el evento, una marcada diferencia con respecto a administraciones anteriores, incluido el reconocimiento formal del presidente Biden el año pasado.

La magnitud de la crisis persiste

Desde su aparición en 1981, el SIDA se ha cobrado más de 44 millones de vidas en todo el mundo, incluidos más de 700.000 estadounidenses. A pesar de los importantes avances en el tratamiento y la prevención, la enfermedad sigue siendo un importante desafío para la salud mundial. La falta de reconocimiento oficial por parte de la administración estadounidense plantea dudas sobre el compromiso de abordar esta persistente epidemia.

Contexto histórico: la respuesta de Reagan y Koop

La decisión de ignorar el Día Mundial del SIDA contrasta marcadamente con la respuesta durante los primeros años de la epidemia. Durante la presidencia de Ronald Reagan, el Dr. C. Everett Koop –un cirujano general conservador– enfrentó el SIDA como una crisis de salud pública, no como una falla moral. Koop educó agresivamente al público, incluso cuando se enfrentó a la oposición dentro de la administración.

“El Cirujano General debe ser independiente… para asesorar a nuestro país sobre cómo prevenir enfermedades y promover la buena salud”, afirmó Koop en un testimonio ante el Congreso.

Reagan, a pesar de la presión interna, supuestamente apoyó el trabajo de Koop, negándose a interferir con el papel que le habían asignado. Este precedente histórico pone de relieve la voluntad del liderazgo conservador de abordar la crisis directamente, en lugar de ignorarla.

Retrocesos actuales en el liderazgo en salud pública

Hoy, la situación es diferente. Cuando la Dra. Susan Monarez, directora de los CDC nombrada por el presidente Trump, adoptó una postura de principios, fue despedida por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., y luego el presidente Trump confirmó el despido, lo que indica un desprecio por el liderazgo independiente en salud pública.

Los CDC, que alguna vez fueron líderes mundiales en salud pública, ahora están efectivamente controlados desde la oficina del Secretario Kennedy, donde la toma de decisiones basada en evidencia ha sido reemplazada por agendas ideológicas. El financiamiento para programas cruciales como el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR) se ha visto drásticamente restringido por la eliminación por parte de la administración de USAID, un programa responsable de salvar aproximadamente 92 millones de vidas en dos décadas. Estados Unidos también se ha retirado de la Organización Mundial de la Salud, aislándose aún más de los esfuerzos sanitarios internacionales.

Un patrón de desconexión

El silencio de la administración en el Día Mundial del SIDA no es un incidente aislado. Es parte de un patrón más amplio de desvinculación de las iniciativas de salud globales, que socava décadas de progreso. Si bien los detalles de ese día pueden parecer triviales, representan una indiferencia más profunda hacia los logros pasados ​​y una perspectiva potencialmente peligrosa para el futuro.

Las acciones de la administración actual sugieren una devaluación sistémica de la experiencia en salud pública, lo que amenaza la estabilidad tanto nacional como internacional. La ausencia de liderazgo en el Día Mundial del SIDA es síntoma de una tendencia más amplia: la voluntad de desmantelar instituciones y programas que históricamente han salvado vidas.